ARTROSCOPIA | VOL. 17, Nº 3 : 233-240 | 2010

Retorno deportivo en atletas de alto rendimiento después de reconstrucción de Ligamento Cruzado Anterior de Rodilla

Dr. Fernando Radice; Kinesiólogo Sr. Claudio Chamorro; Dr. Roberto Yañez; Dr. Francisco Javier Vergara; Dr. Fernando González; Interno Sr. Gerardo Zelaya

RESUMEN

Nuestro equipo de trabajo piensa que el éxito en la obtención del retorno deportivo pre le­sión se basa no solo en la habilidad del cirujano y la técnica empleada. Definimos tres factores claves pa­ra lograr el retorno al deporte en forma satisfactoria: 1-Cirugía: con una adecuada selección de la técnica empleada, el tipo de injerto y los métodos de fijación y la aplicación de estimuladores biológicos a la ci­catrización: Concentrado Plaquetario Autólogo con sus respectivos factores de crecimiento. Todo esto de­finido en base al paciente, su edad, sexo, tipo de deporte y nivel de competencia. 2-Rehabilitación acele­rada: en esta etapa el kinesiólogo y fisioterapeuta recuperan la función de la rodilla operada y su capaci­dad funcional preparando al paciente para su entrenamiento funcional. 3-Entrenamiento funcional: fase en la cual se trabaja intensamente la neuro propiocepción, lo automatización de los gestos técnicos según cada deporte. Objetivo Describir los factores críticos involucrados en la obtención de una exitosa recons­trucción de ligamento cruzado anterior en deportistas de alto rendimiento Material y Método: Se analiza en forma retrospectiva 212 deportistas de alto rendimiento, 152 hombres y 60 mujeres, con un rango de edad de 15 a 28 años. Previo a autorizar el retorno al deporte se evalúa con resonancia magnética, evalua­ción isocinetica y pruebas funcionales según deporte. Resultados: Con esta evaluación integral el retorno deportivo fue de 94.5% en forma global, siendo en hombres un 97% y en mujeres 88%, en un plazo pro­medio de 7 meses. El retorno al entrenamiento se inicia en promedio a partir del 4 mes, con un rango en­tre el 4 ° y 5° mes dependiendo del deporte. El 54% de los pacientes se reconstruyó utilizando tendón pa­telar y el 46 % empleando isquiotibiales (semitendinoso /gráciles) Conclusiones: La reconstrucción de LCA en deportistas de alto rendimiento debe considerar una serie de factores en la toma de decisiones, ya que lograr un retorno al deporte al mismo nivel pre lesional no solo depende de una adecuada técnica qui­rúrgica.

Palabras claves: reconstrucción de LCA; retorno deportivo; rehabilitación acelerada; entrenamiento fun­cional neuro propioceptivo.

 

 

INTRODUCCION

La ruptura del ligamento cruzado anterior de rodilla en atletas de alto rendimiento, sin duda desencadena una si­tuación de gran impacto emocional, ya que implica en general una cirugía para reconstruir el ligamento dañado y un largo periodo de rehabilitación antes de estar en condiciones de retomar sus actividades deportivas.

Los desafíos de la medicina del deporte son lograr recu­perar al atleta en el menor tiempo posible y que su rodi­lla operada muestre mínimas secuelas de su lesión.

En general todas las publicaciones relacionadas con el retorno al deporte después de una cirugía de reconstruc­ción de Ligamento Cruzado Anterior (LCA) se basan en la técnica quirúrgica, el tipo de injerto utilizado y los avances en la fijación de este. Las cifras publicadas en general oscilan entre un 55 y 65 % de retorno al depor­te original manteniendo el nivel pre lesión. (1, 2, 3, 4) Nuestro equipo de trabajo piensa que el éxito en la ob­tención del retorno deportivo pre lesión se basa no solo en la habilidad del cirujano y la técnica empleada. Defi­nimos tres factores claves para lograr el retorno al depor­te en forma satisfactoria:

  1. Cirugía: con una adecuada selección de la técnica em­pleada, el tipo de injerto y los métodos de fijación y la aplicación de estimuladores biológicos a la cicatri­zación: Concentrado Plaquetario Autólogo con sus respectivos factores de crecimiento. Punto y aparte Todo esto definido en base al paciente, su edad, sexo, tipo de deporte y nivel de competencia.
  2. Rehabilitación acelerada: en esta etapa el kinesiólogo y fisioterapeuta recuperan la función de la rodilla operada y su capacidad funcional preparando al pa­ciente para su entrenamiento funcional.
  3. Entrenamiento funcional: fase en la cual se trabaja in­tensamente la neuro propiocepcion, lo automatiza­ción de los gestos técnicos según cada deporte; la re­cuperación de la capacidad física y confianza para volver a los entrenamientos y alta competencia.
    El retorno al deporte o la actividad competitiva luego de una lesión, es una decisión que le compete al equi­po multidisciplinario involucrado y representa un momento de extremada importancia en relación al cuidado del futuro del deportista. El objetivo es mini­mizar el riesgo de una nueva lesión y garantizar el éxito deportivo en todas sus dimensiones.

 

Objetivo

Describir los factores críticos involucrados en la obten­ción de una exitosa reconstrucción de ligamento cruza­do anterior en deportistas de alto rendimiento y la estra­tegia empleada por nuestro equipo de trabajo para lograr un retorno al deporte a nivel pre lesión en porcentajes más altos que los señalados por la literatura y en perio­dos más cortos.

 

MATERIAL Y METODO

Se analizaron 850 pacientes sometidos a una reconstruc­ción de ligamento cruzado anterior entre 2000 y 2008 tratados por el equipo de medicina del deporte de Clíni­ca Las Condes y MEDS. El seguimiento mínimo fue de 18 meses postoperatorio.

En nuestra serie inicial, 655 pacientes eran hombres y 195 pacientes mujeres con un rango de edad de 15 años a 48 años.

Se analiza en detalle el retorno deportivo en los pacien­tes de alto rendimiento, definidos como deportistas pro­fesionales y /o deportistas federados miembros de selec­ción nacional del deporte que practica, participantes de Juegos Olímpicos, Campeonatos Mundiales, Panameri­canos u Odesur. Basado en ese criterio de exclusión, nuestra serie final a evaluar consistió en 212 deportistas de alto rendimiento, 152 hombres y 60 mujeres, con un rango de edad de 15 a 28 años. La distribución por deporte puede verse en la Tabla N° 1, y ésta nos muestra que en los hombres la mayor incidencia de lesión de LCA están en el fútbol (47%) y rugby (37%), mientras que en las mujeres en el esquí (30%), Hockey césped (17%) y artes marciales (11%).

 

Tabla_1

 

Tabla 1: Lesión de LCA distribuido por sexo y deporte.

 

Todos los pacientes fueron intervenidos por el mismo equipo, sometidos a una rehabilitación acelerada según protocolos y a un entrenamiento funcional específico. Para el alta deportiva se realizaron evaluaciones funcio­nales y físicas, evaluación isocinetica de rodilla y reso­nancia magnética.

Se autoriza el retorno al deporte cuando el deportista cumplía con los siguientes criterios: evaluación isocine­tica presenta diferencia menor a un 5% con rodilla con­tralateral, la resonancia magnética muestra un patrón biológico de maduración del injerto completo y las prue­bas funcionales son superadas en un 75%.

 

Factores relacionados con la cirugía

La cirugía de reconstrucción de LCA ha tenido impor­tantes y significativos cambios en relación a los métodos de fijación, localización de los túneles óseos femoral y tibial, tipo de injerto a utilizar y la utilización de aportes biológicos para mejorar capacidad de cicatrización del injerto. La controversia en relación a estos tópicos está aún vigente en todos los foros a nivel mundial. No es el propósito de este trabajo comparar o analizar las diferen­tes posturas al respecto. (5, 6, 7, 8) Voy a describir nues­tro enfoque y sus fundamentos.

 

Elección del injerto

Las opciones son:

  1. Autoinjerto: Tendón Patelar (hueso tendón hueso); Is­quiotibiales.
    (Semitendinoso y Gráciles cuádruple); Tendón Cuadricipital.
  2. Aloinjerto: Tendón de Aquiles (criopreservado e irradiado).

 

Todos los autoinjertos superan desde un punto de vista biomecánico los valores de última fuerza y resistencia que tiene en LCA normal. Estudios biomecanicos múlti­ples concuerdan con valores como LCA normal (Última Fuerza: 2160 / Rigidez: 295); Tendón Patelar (Última Fuerza: 2900 / Rigidez: 424); Semitendinoso / Gráciles cuádruple (Última Fuerza: 4304 / Rigidez: 861); Tendón Cuadricipital (Última Fuerza: 2352 / Rigidez: 424).

La elección del injerto en deportistas de alto rendimien­to en nuestro equipo de trabajo se basa en emplear sola­mente Autoinjerto por el comportamiento biológico y tiempos de maduración que tiene vs el Aloinjerto. Si elegimos tendón patelar o Isquiotibiales depende del ti­po de deporte. Para deportes de contacto y que requie­ren de mucha potencia o salidas en velocidad optamos por el uso del tendón rotuliano. Deportes como el fútbol, el rugby, levantamiento de pesas, comprometer los Is­quiotibiales afecta su rendimiento. Vemos una mayor in­cidencia de contracturas musculares y desgarros en la zona dadora y en deportistas mujeres una mayor dificul­tad de control rotacional si utilizamos Isquiotibiales.

Para deportes en la cual el aparato extensor juega un rol importante, como por ejemplo artes marciales, esquí, voleibol y basquetbol optamos por Isquiotibiales.

Para deportistas con cartílago de crecimiento abierto, se utiliza solo Isquiotibiales, independiente del deporte, ya que para evitar daño en el crecimiento epifisiario el tú­nel debe estar siempre relleno con tejidos blandos.

Los aloinjertos los utilizamos solo en lesiones Multiliga­mentosa o deportistas amateur sobre 35 años, ya que la incorporación y resistencia del injerto requieren el doble del tiempo que los autoinjertos y eso en deporte de alto rendimiento es crucial.

 

Técnica Quirúrgica.

Nuestro equipo realiza la reconstrucción en una banda (mono túnel transtibial), con tendencia a un túnel femo­ral mas anatómico en el último año empleando el portal medial.

La serie analizada no tiene este factor de túnel femoral anatómico vía portal medial. El método de fijación es tornillo interferencial de titanio 7 x 25 mm femoral y 9 x 25 mm tibial para el injerto: tendón patelar. Para la fijación del injerto Semitendino­so / gráciles cuádruple utilizamos el Cross-pin: Trans­fix femoral y fijación tibial con tornillo bioabsorbible delta y grapa a la salida del túnel Arthrex.

Para influir en el comportamiento biológico que tiene el injerto en su proceso de incorporación y maduración he­mos desarrollado una técnica quirúrgica que permite aplicar al momento de la preparación del injerto 5 cc de Concentrado Plaquetario Autólogo.

 

Comportamiento biológico del injerto

La reconstrucción del ligamento cruzado anterior, ya sea con la técnica HTH o ST-G, va a permitir resistir inclu­so mayor tensión que el ligamento cruzado original. Sin embargo existen algunos aspectos histológicos, biome­canicos y de control motor relevantes que justifican el no tensar en forma excesiva el injerto en etapas iniciales de rehabilitación.

Las fases biológicas por las que debe transitar el injerto son: incorporación, neoligamentización y maduración. El avance tecnológico nos ha permitido contar con me­jores sistemas de fijación del injerto y desarrollar proto­colos de rehabilitación más agresivos y acelerados, que permiten al paciente recuperar su masa muscular y fun­ción articular en periodos de tiempo más breves. (9, 10, 11)

Sin embargo el retorno deportivo sigue condicionado a un factor biológico, propio del injerto que no se altera o cambia con los métodos modernos de cirugía y rehabi­litación.

El concentrados plaquetario autólogo, contienen una importante cantidad de factores de crecimiento deriva­dos de plaquetas activadas, y se ha demostrado que par­ticipan en el proceso de reparación de los tejidos en mo­delos animales, como es el caso del PDGF, IGF-1, IGF­2, TGF-b, entre otros, hecho que no ha demostrado te­ner una aplicación clínica específica (12, 13, 14)

Histológicamente se describen 3 fases en el injerto al ser ubicado en el sitio del ligamento cruzado anterior.

La inicial o incorporación presenta inicialmente necro­sis avascular y angiogénesis en que debido a la falta de irrigación ocurre destrucción parcial de fibroblastos, fi­bras de colágeno y neoformación de vasos sanguíneos. Este proceso dura alrededor de 4 semanas y en esta etapa el injerto es incluso capaz de soportar menor tensión que en el momento del implante.

La segunda fase se denomina neoligamentización es una fase de reparación en que existe formación de fibroblas­tos, fibras de colágeno principalmente tipo 1 con alta re­sistencia tensil y proteoglicanos. Puede durar aproxima­damente hasta la semana 16.

La tercera etapa o maduración del injerto es la fase de re­modelación donde las fibras de colágeno adquieren una disposición más paralela entre sí y se forman enlaces entre estas fibras, lo que aumenta en forma importante la resis­tencia tensil del injerto. Esta fase puede durar perfectamen­te entre 9 y 12 meses y al término de esta el injerto histo­lógicamente es muy similar al LCA original. (15, 16, 17)

 

Factores relacionados con la Rehabilitación Acelerada

Es recomendable que durante las 6 primeras semanas post reconstrucción no se apliquen tensiones cíclicas so­bre el 15% de la máxima capacidad de soportar tensión que va a ser capaz de resistir el injerto. Esto significa no superar los 400 newton de tensión. Tensiones cíclicas su­periores a este valor favorecen las microrrupturas fibrila­res del injerto y desplazan su curva tensión deformación hacia la derecha, favoreciendo la hipermovilidad anterior de la tibia (18). La marcha y las escaleras generan aproxi­madamente 300 newton de tensión sobre el injerto y por ende se pueden iniciar en forma precoz, según la toleran­cia del paciente. Dolor e inflamación son signos de so­brecarga sobre la rodilla y sugieren restringir la actividad (19). La movilización genera sólo 100 newton de tensión sobre el injerto por lo que debe iniciarse en forma inme­diata. Si el end-feel es blando, indica que la restricción del rango de movimiento se debe principalmente al do­lor e inflamación y por ende no debe ser forzado. End ­feel duros, sobre todo en etapas más avanzadas sugieren que la movilización sea más agresiva.

Al 3er mes el injerto ST-G y HTH soportan alrededor del 50% de su máxima capacidad de generar tensión y por ende recién se pueden incorporar actividades como for­talecimiento de cuádriceps en rango completo y trote. Al 5º mes ambos injertos son capaces de soportar alre­dedor del 80% de su máxima resistencia tensil, lo que es muy similar a la resistencia tensil del ligamento cruzado original. Si clínicamente el paciente está apto, se pueden reiniciar las actividades deportivas más exigentes en for­ma progresiva.

 

Propiocepción

Otro aspecto fundamental que hay que considerar en la rehabilitación es el control motor. Cuando se corta el LCA también se dañan sus propioceptores. Esto hace que la descarga aferente desde el LCA hacia la corteza somatosensorial primaria, hacia el cuádriceps y hacia la musculatura que por vía refleja controla la excesiva tras­lación anterior de la tibia se vea comprometida. Esto se traduce en que existan alteraciones tanto en el tiempo, amplitud y secuencia de activación de los estabilizado­res de rodilla (20).

La magnitud de la alteración del control motor es bas­tante heterogénea entre sujetos con la misma lesión. Es­to justifica que existan pacientes que a pesar de la rotu­ra del LCA se mantengan relativamente estables y otros en que exista excesiva traslación anterior de la tibia fren­te a una misma actividad funcional. Es de suma impor­tancia recalcar que estas alteraciones en el control motor no se normalizan con la reconstrucción y por ende de­ben ser entrenadas. Así como en otras articulaciones se ha demostrado que el entrenamiento en base a la co-con­tracción y perturbación logra crear estrategias que mejo­ran estas alteraciones (21, 22).

 

Cadena Cerrada vs Cadena Abierta

El déficit aferente, inflamación y dolor generan impor­tante inhibición de los estabilizadores de rodilla sobre todo del cuádriceps. El fortalecimiento muscular es funda­mental en la rehabilitación pero debe respetar la tensión que se pueda aplicar sobre el injerto según la fase en que este se encuentre. Por ende el correcto análisis de cómo se comportan las cadenas abiertas y cerradas de extensores y flexores de rodilla adquiere gran importancia.

Si se realiza un trabajo de cuádriceps en cadena abierta con carga constante llama la atención que a pesar de ser constante la carga externa, la magnitud del vector exten­sor de cuádriceps aumenta durante los últimos grados de extensión (Fig. 1). Esto se debe a que a pesar de ser ca­dena abierta existe co-contracción principalmente de los isquiotibiales. La activación de los isquiotibiales genera sobre la rodilla flexión de esta y traslación posterior de tibia. En ángulos altos de flexión predomina el vector traslador posterior de tibia, por ende el isquiotibial debe activarse escasamente para controlar la traslación ante­rior de la tibia que genera el cuádriceps. Entre 0 y 40° de flexión el vector traslador posterior del isquiotibiales se encuentra en desventaja mecánica, por ende el isquioti­bial se debe activar más para controlar la traslación an­terior tibial. El vector extensor del cuádriceps por ende debe vencer la carga externa mas la mayor activación is­quiotibial aumentando por ende su magnitud de activa­ción (23, 24, 25).

 

Figura_1

Figura 1: Registro electromiográfico del nivel de activa­ción
del recto anterior dependiendo de ángulo de flexión de la rodilla.

 

La mayor activación del vector extensor de cuádriceps y la desventaja mecánica del vector traslador posterior del isquiotibial hacen que la magnitud de la traslación ante­rior de la tibia y por ende la tensión del LCA aumente significativamente entre 0 y 40° de flexión (Fig..2). Por supuesto que mientras mayor sea la carga externa a ven­cer, mayor es la traslación anterior. La flexión de rodilla en cadena abierta activa el isquioti­bial con cocontracción del cuádriceps. Mientras mayor es el ángulo de flexión, más se activa el isquiotibial para vencer una carga externa constante ya que adquiere ma­yor ventaja mecánica el vector traslador posterior del is­quiotibial que el vector flexor que debe vencer la carga externa. La flexión en cadena abierta no genera traslación anterior de tibia, es más, genera traslación posterior, y mientras mayor es el ángulo de flexión mayor es la tras­lación posterior que genera. Por ende no genera tensión en el LCA, sin embargo debe evitarse por al menos 6 se­manas en el caso que la zona dadora sea del ST-G por la alta tensión que genera sobre el isquiotibial (Fig. 3).

La extensión de rodilla en cadena cerrada (Fig. 4) gene­ra mayor cocontracción de los isquiotibiales y gemelos que en cadena abierta. Por ende se reduce en forma sig­nificativa la traslación anterior de la tibia y por ende la tensión del LCA. Es más existe traslación posterior de tibia sobre los 50° de flexión. Entre 0 y 40° de flexión la traslación anterior de tibia es baja, pero existe y es simi­lar a la traslación que se genera en cadena abierta entre 40 y 90° (26).

 

Figura_2

Figura 2: Traslación anterior de la tibia según grado de flexión de rodilla.

 

Figura_3

Figura 3: Activación electromiográfica del isquiotibial relacionado con grados de flexión de rodilla.

 

Figura_4

Figura 4: Traslación tibial según grados de flexión de rodilla en cadena abierta y cerrada.

 

Factores relacionados con el entrenamiento funcional.

Realizar las actividades deportivas específicas exitosa­mente, igual o mejor que los niveles previos a su lesión (27, 28). Para obtener un retorno deportivo en forma se­gura, realizar las actividades deportivas especificas exi­tosamente, igual o mejor que los niveles previos a su le­sión y en periodos de tiempo inferior al promedio, es fundamental contar con un programa de entrenamiento funcional que se divide en dos etapas:

  1. General básico (aplicada al deportista en forma integral)
  2. Específica según deporte (acá el entrenamiento neu­ro propioceptivo tiene directa relación con gestos deporte específicos).

En la fase general básica el profesor de educación física o trainer trabaja en cancha junto al deportista, buscando obtener equilibrio entre cuádriceps e isquiotibiales, de­sarrollando una Propiocepción dinámica regulada. (29, 30, 31, 32, 33) Para ello se debe tener una fase de míni­ma protección y los trabajos son fundamentalmente li­neales. Al final de esta fase el deportista debe:

  1. Recuperar los niveles de fuerza máxima y fuerza rá­pida apropiados a su deporte.
  2. Obtener una óptima relación entre grupos musculares agonistas-antagonistas en ambas relaciones: concéntrica-concéntrica (CONC-CONC) y concéntrica-excéntrica (CONC-EXC).
  3. Estar apto físicamente para las exigencias deportivas.

En esta etapa se trabaja en base a 3 entrenamientos se­manales. Se trabaja con cargas libres contracciones con­céntricas vs excéntricas (40%), fortalecimiento muscu­lar en pirámide desde un 50% de su capacidad máxima hasta un 80% y con series de repetición hasta la fatiga muscular. Se optimizan gestos técnicos, se tonifica la musculatura indemne peri lesional y se enfatiza en la ca­pacidad gestual propioceptiva: control y orientación postural. Punto y aparte Se aplica la técnica de estímulo feedback somato senso­rial y se crea el ambiente adecuado para trabajar el ba­lance dinámico que tiene directa relación con la estabi­lidad y sensación de seguridad del deportista. (26, 28, 29, 30) Punto y aparte En la fase específica según deporte se trabaja en ausen­cia de dolor, con movilidad articular completa y adecua­da flexibilidad. Se entrena fuerza, desarrollo de la carre­ra, progresivo en velocidad y cambios de dirección se­gún deporte. Se trabaja capacidad física con implementos deportivos, enfatizando en gestos técnicos progresivos en velocidad de ejecución y dificultad. En esta fase el atleta recupera confianza en su potencial deportivo, resistencia a la fatiga y mejora rendimiento deportivo. Al final de cada ciclo se evalúa funcional­mente:

  - Control neuromuscular.

  - Estabilidad estática y dinámica.

  - Gestos técnicos deportivos.

 

RESULTADOS

Para definir retorno deportivo se requirió que los depor­tistas sometidos a reconstrucción de LCA cumplan con las siguientes condiciones:

  1. Evaluación isocinetica de rodilla con diferencia entre rodilla operada y contra lateral menor a 5 %. Buen equilibrio entre extensores y flexores de rodilla.
  2. Resonancia magnética con patrón de maduración del injerto completo con ausencia de edema a nivel de tú­nel óseo, injerto continuo y homogéneo.
  3. Recuperacion de índice de fuerza máxima, fuerza ex­plosiva y coordinación de gestos técnicos deporte es­pecíficos.
  4. Ausencia de dolor, derrame articular, limitación rango de movilidad articular y temor al retorno de­portivo.

Con esta evaluación integral el retorno deportivo fue de 94.5% en forma global, siendo en hombres un 97% y en mujeres 88% en un plazo promedio de 7 meses. El re­torno al entrenamiento se inicia en promedio a partir del 4º mes, con un rango entre el 4 ° y 5° mes dependiendo del deporte.

El 54% de los pacientes se reconstruyó utilizando ten­dón patelar y el 46 % empleando isquiotibiales (semi­tendinoso/gráciles)

Los deportes involucrados se pueden ver en detalle en la Tabla N° 2, destacando el fútbol (37%), rugby (27%), esquí (11%).

 

DISCUSION

El reconocimiento de la serie de factores que afectan e influyen la evolución y recuperación en deportistas que sufren una rotura de LCA y son sometidos a una cirugía es muy importante ya que decisiones mal tomadas des­de un comienzo como por ejemplo la selección del in­jerto a utilizar, pueden afectar significativamente la po­sibilidad de obtener un retorno al deporte en forma exi­tosa. (32)

Nuestra investigación demuestra claramente que la ciru­gía que busca recuperar la estabilidad de la rodilla es so­lo uno de los factores involucrados en un retorno depor­tivo a nivel pre lesión en el deportista afectado. (33, 34, 35) Un programa de rehabilitación acelerada adecuado que proteja la incorporación e integración biológica del injerto utilizado y un trabajo neuro propioceptivo basa­do en la recuperación física, funcional y gestual deporti­va son tan importantes como una técnica quirúrgica rea­lizada por cirujanos especializados. (35, 36, 37, 38, 39) A Gobbi demuestra que no existen diferencias en la re­cuperación postoperatoria y retorno al deporte en rela­ción a la variable tipo de injerto: tendón patelar o isquio­tibiales y publica cifras de un 65% retorno deportivo al mismo nivel competitivo, 24% cambian de deporte y disminuyen el nivel de exigencia.

  1. Nuestra serie muestra niveles de retorno deportivo de 94.5% en forma global, siendo en hombres un 97% y en mujeres 88%, en un plazo promedio de 7 meses. Esto es­tá por sobre la media publicada en la literatura cuyas ci­fras oscilan entre 50 % y 75% en un lapso de un año. Ca­rey presenta un 89% en deportistas profesionales, juga­dores de la NFL, en un tiempo de 10 meses. Las encues­ta de seguimiento al año de retorno al deporte, permitie­ron el seguimiento inmediato de los deportistas y detec­taron 2 re-roturas traumáticas del injerto. Nuestro retorno al deporte es mayor y en tiempos más breves porque te­nemos una visión transversal en el tratamiento de la ro­tura de LCA. Nos preocupamos siempre de que se cumplan los tres pilares involucrados en un buen resultado: 1-Tecnica quirúrgica refinada, túneles en sitios más anatómicos y aporte biológico: Concentrado plaque­tario autólogo y una buena selección del injerto según tipo de deporte y sexo.
  2. Rehabilitación acelerada controlando las tensiones sobre el injerto utilizado y con protocolos estrictos.
  3. Entrenamiento funcional neuro propioceptivo, con una segunda fase de gestos técnicos deporte específi­co (38, 39, 40, 41, 42)

El retorno precoz no implicó una mayor incidencia de roturas de LCA en deportistas, teniendo solo 2 deportis­tas con re–roturas del injerto de LCA.

 

CONCLUSIONES

La reconstrucción de LCA en deportistas de alto rendi­miento debe considerar una serie de factores en la toma de decisiones. Si bien la técnica quirúrgica y experiencia del cirujano son muy importantes, al mismo nivel están la rehabilitación acelerada y el entrenamiento funcional en cancha de tipo neuro propioceptivo.

 

REFERENCIAS

  1. Jarvinen M, Natri A, Lehto M et al. Reconstruction of ch­ronic anterior cruciate ligament insufficiency in athletes using a bone-patellar tendon autograft. Int Orthop. 19:1–6;1995.
  2. Nakayama Y, Shirai Y, Narita T et al. Knee functions and a return to sports activity in competitive athletes following anterior cruciate ligament reconstruction. J Nippon Med Sch 67:172–176;2000.
  3. Noyes FR, Barber SD, Mooar LA (1989) A rationale for assessing sports activity levels and limitations in knee di­sorders. Clin Orthop 246:238–249;1989.
  4. Gobbi A, Tuy B, Mahajan S et al. Patellar tendon versus quadrupled bone-semitendinosus anterior Cruciate liga­ment reconstruction: a prospective clinical investigation in athletes. Arthroscopy. 19(6):592–601;2003.
  5. Aglietti P, Buzzi R, Zaccherotti G et al .Acomparison bet­ween patellar tendon versus doubled semitendinosus/gra­cilis tendon for anterior cruciate ligament reconstruction. A minimum five year follow-up. J Sports Traumatol Rel Res 19:57 –68;1997.
  6. Daniel D, Stone M, Dobson B et al. Fate of the ACL-in­jured patient. A prospective outcome study. Am J Sports Med 22(5):632–644;1994
  7. Frank CB, Jackson DW . The science of reconstruction of the anterior cruciate ligament. J Bone Joint Surg, 79A:1556–1576;1997.
  8. Gobbi A, Tuy B, Mahajan S et al. Quadrupled bone-semi­tendinosus anterior cruciate ligament reconstruction: a cli­nical investigation in a group of athletes. Arthroscopy 19(7):691–699;2003.
  9. Emilio Lopez-Vidriero, M.D., Ph.D., Krista A. Goulding, M.D., David A. Simon, M.D., The Use of Platelet-Rich Plasma in Arthroscopy and Sports Medicine: Optimizing the Healing Environment.
  10. Anitua E. Plasma rich in growth factors: Preliminary re­sults of use in the preparation of future sites for implants. Int J Oral Maxillofac Implants;14:529-535.11.; 1999
  11. Sanchez M, Anitua E, Orive G, Mujika I, Andia I. Platelet-rich therapies in the treatment of orthopaedic sports inju­ries. SportsMed 2009;35:1-10.
  12. Beynnon BD, Johnson RJ, Fleming BC. The science of anterior cruciate ligament rehabilitation. Clin Orthop 402:9–20;2002.
  13. Radice F, M.D., Yánez R, M.D., Gutiérrez V, M.D., Rosa­les J, M.D., Pinedo M, M.D., and Coda S, M.D. Compari­son of Magnetic Resonance Imaging Findings in Anterior Cruciate Ligament Grafts With and Without Autologous Platelet-Derived Growth Factors. Arthroscopy; Vol 26,1;50-57,2010.
  14. Radice F, Gutierrez V, Ibarra A, Verdugo A. Arthroscopic, histologic and MRI correlation in the maturation process of the graft in ACL reconstruction in humans. Arthros­copy;14:S20 (Suppl 1). 1998.
  15. Murray MM, Spindler KP, Ballard P, Welch TP, Zurakowski D, Nanney LB. Enhanced Histologic repair in a central wound in the anterior cruciate ligament with a collagen-platelet-rich plasma scaffold. J Orthop Res 2007;25:1007-1017.41. Mu­rray MM, Spindler KP, Abreu E, et al. Collagen.
  16. Aglietti P, Buzzi R, Zaccherotti G et al .A comparison bet­ween patellar tendon versus doubled semitendinosus/ gra­cilis tendon for anterior cruciate ligament reconstruction. A minimum five year follow-up. J Sports Traumatol. Rel Res 19:57–68;1997.
  17. Beynnon BD, Johnson RJ, Fleming BC . The science of anterior cruciate ligament rehabilitation. Clin Orthop 402:9–20;2002.
  18. Solomonow M; Motor control of ligaments and associated neuromuscular disorders; J. of Electromyography and Ki­nesiology; 16, 547-567, 2006.
  19. Barr A; Inflammation reduces physiological tissue tole­rance in the development of work related muscleskeletal disorders; J. of Electromyography and Kinesiology; 14, 77-85,2004.
  20. Morrey MA, Stuart MJ, Smith AM et al. A longitudinal examination of athletes’ emotional and cognitive respon­ses to anterior cruciate ligament injury. Clin J Sport Med 9:63–69;1999.
  21. Schultz S; Knee joint laxity affects muscle activation pat­terns in the healthy knee; J. of Electromyography and Ki­nesiology; 14, 475-483,2004.
  22. Ayeberg G; Consequences of a ligament injury on neuro­muscular function and relevance to rehabilitation using the anterior cruciate ligament as model; J of Electromyo­graphy and Kinesiology 205-212.;2002.
  23. Kelly G; The efficacy of perturbation training in non opera­tive anterior cruciate ligament rehabilitation program for physically active individuals; Physical Therapy; 80, 2;2000
  24. Adachi N, Ochi M, Uchio Y et al .Mechanoreceptors in the anterior Cruciate ligament contribute to the joint posi­tion sense. Acta Orthop Scand 73:330–334; 2002.
  25. Georgoulis AD, Pappa L, Moebius U et al. The presence of proprioceptive mechanoreceptors in the remnants of the ruptured ACL as a possible source of re-innervation of the ACL autograft. Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc 9:364–368; 2001.
  26. Yoo D; The effect of anterior cruciate ligament reconstruc­tion on knee joint kinematics under simulated muscle load; American Journal of Sports Medicine; 33, 240-246; 2005.
  27. Myer G; Rehabilitation after anterior cruciate ligament re­construction criteria-based progression through the return to sports phase. J. of Orthopaedic and Sports Physical Therapy; vol 36, 6;2006.
  28. Lephart SM, Pincivero DM, Giraldo JL et al. Current concepts: the role of proprioception in the management and rehabilitation of athletic injuries. J Bone Joint Surg 25B:130–137;1997.
  29. Myer GD; The effects of plyometric versus dynamic sta­bilization and balance training on lower extremity biome­chanics; Am J Sports Med; 34: 445-445;2006.
  30. Neptune RR; Muscle coordination and function during cutting movements; Med Sci Sports Exerc.; 31:294­302.1999.
  31. Risberg MA, Mork M, Jenssen HK et al. Design and im­plementation of a neuromuscular training program follo­wing anterior cruciate ligament reconstruction. J Orthop Sports Phys Ther 31:620–631;2001.
  32. Dye S, Wojtys E, Fu F et al. Factors contributing to function of the knee joint after injury of reconstruction of the anterior cruciate ligament. J Bone Joint Surg 80A:1380 –1393;1998.
  33. Pantano KJ, Irrgang JJ, Burdett R et al. A pilot study on the relationship between physical impairment and activity restriction in persons with anterior cruciate ligament re­construction at long-term follow-up. Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc 9:369–378;2001.
  34. A Gobbi et al. Factors affecting return to sports after ante­rior cruciate ligament reconstruction with patellar tendon and hamstring graft:a prospective clinical investigation. K­nee Surg Sports Traumatol Arthrosc14: 1021–1028;2006.
  35. Jerre R, Ejerhed L, Wallmon A et al. Functional outcome of anterior cruciate ligament reconstruction in recreational and competitive athletes. Scand J Med Sci Sports. 11(6):342–346;2001.
  36. Ayeberg G; Consequences of a ligament injury on neuro­muscular function and relevance to rehabilitation using the anterior cruciate ligament as model; J of Electromyo­graphy and Kinesiology 205-212.;2002.
  37. Kelly G; The efficacy of perturbation training in non opera­tive anterior cruciate ligament rehabilitation program for physically active individuals; Physical Therapy; 80, 2;2000.
  38. Ochi M, Iwasa J, Uchio Y et al. Induction of somato sen­sory evoked potentials by mechanical stimulation in re­constructed anterior Cruciate ligaments. J Bone Joint Surg 84B:761–766;2002.
  39. Wojtys WM, Huston LJ. Neuromuscular performance in normal and anterior cruciate ligament-deficient lower ex­tremities. Am J Sports Med 22:89–104;1994.
  40. James L. Carey,et al Outcomes of Anterior Cruciate Liga­ment Injuries to Running Backs and Wide Receivers in the National Football League. J. Sports Med.; 34; 1911; 2006.
  41. Williams, G. y cols .Dynamic Knee Stability: Current Theory an Implications for clinicians and scientists. Jour­nal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy. 31 (10): 546-566. 2007.
  42. Myer G; Rehabilitation after anterior cruciate ligament re­construction criteria-based progression through the return to sports phase. J. of Orthopaedic and Sports Physical Therapy; 2006; vol 36, 6.
  43. Yoo D; The effect of anterior cruciate ligament reconstruc­tion on knee joint kinematics under simulated muscle load; American Journal of Sports Medicine; 33, 240-246; 2005.