ARTROSCOPIA | VOL. 20, Nº 2 | 2013

Editorial

“La magia del espíritu humano”: Una historia de consultorio

“La magia del espíritu humano se resume en aquella mirada que busca, con entusiasmo sin límites, la próxima montaña desde una cumbre. Por eso, cuando llegues a la cumbre, sigue subiendo”.

Darío Bracali

Carlos, es un paciente que concurre a mi consultorio desde hace unos cuantos años; temprano por la mañana y antes de comenzar con las titánicas jornadas de lo martes, él está sentado tranquilo, esperándome sin ansiedad y con paciencia para que yo emita un veredicto médico acerca del progreso de sus cirugías.

Una ruptura extensa y crónica bilateral de sus manguitos rotadores nos da la posibilidad de comprobar, cada vez que se acerca al consultorio, que Stephen Burckhart tiene razón y que la reparación parcial de las rupturas grandes y retraídas del manguito rotador reconstruyendo correctamente el balance de cuplas de fuerza, funciona.

También nos permitimos, a esa hora de la mañana y antes del disparo que anuncia el inicio de la maratón de consultas, que no siempre tiene una línea cierta de llegada, reconocer como verdadero lo que Huston Smith escribe: “La ciencia moderna constituye el mejor punto de partida para ver como son las cosas. Pero lo cierto es que, del mismo modo, la ciencia ha terminado dominando a la mente moderna y tampoco existe peor punto final”.

Con Carlos también hablamos de viajes, de culturas, de pasiones, de familia y nos preguntamos, cuanto de todo esto, además de la aplicación de una brillante idea técnica, que intenta, simplemente copiar un principio arquitectónico del puente colgante, lo está ayudando cada día a estar un poco mejor de sus hombros.

Me pregunto si el único conocimiento valido es aquel que puede ser observado o medido; y las sutilezas de la vida, los valores, los propósitos. Es posible que hallamos definido el método científico como algo demasiado restringido, podríamos pensar que una ciencia más global nos ayudaría mejor.

El premio Nobel, Alfred N Witehead decía: “Esta postura de la ciencia es puro bluff”, y coincidiendo con él,  nos subestimamos a nosotros mismos, la luminosidad irresistible de las conquistas tecnológicas nos alejan de nuestro ilimitado e increíblemente inhóspito mundo interno. Ponemos afuera lo que solamente podemos encontrar en nuestro interior.

¿Cuáles son los caminos para hacer que nuestra mente no estalle en un estado de descontrol y confusión?

En “Trascender al ego”, libro que compila ideas de grandes filósofos contemporáneos acerca de “La visión transpersonal”, descubrimos que existirían seis elementos claves comunes a todo arte de la trascendencia: la disciplina ética, el desarrollo de la concentración, la transformación emocional, la reorientación de nuestra motivación desde las necesidades y carencias egocéntricas hacia objetivos más trascendentes, el perfeccionamiento de la conciencia y el cultivo de la sabiduría.

Somos capaces, nosotros los médicos, de trascender siguiendo estos elementos o solo sabemos hacerlo a través del ego, somos capaces de cultivar emociones positivas para con nuestros pacientes, como el amor, la alegría, la compasión.

Esa mañana, en el consultorio con Carlos, hablamos de su yerno y con sus ojos brillosos, que por vergüenza no se transformaron nunca en cantaros de lágrimas, me conto que se cumplían cinco años desde su desaparición física en el monte Everest, en Nepal. Guiando un grupo de montañistas hacia la cima, una tormenta a escasos 400 metros del destino final, los detuvo y los obligo a regresar al campamento base, pero vaya a saber uno por qué, Darío decidió seguir buscando su destino, nunca más regresó y nos preguntábamos juntos si lo habrá encontrado.

William Shakespeare escribía en La Tempestad: “Estamos hechos de la misma sustancia que los sueños, y también con un sueño concluye nuestra vida”.

Con Carlos, y también con Darío, esa mañana aprendimos que la única cima para alcanzar en esta vida somos nosotros mismos, no sigamos retrasando esta aventura y comencemos a escalar de una buena vez por todas hacia “La magia del espíritu humano”.

 

Dr. Fernando Barclay 

Coordinador Editorial